Fuegos artificiales y estrellas del firmamento. Dos momentos
mágicos que aparecen de repente en mi mente. De nuevo vienen a desordenar mis
sentidos los recuerdos, a echar de menos segundos en los que todo era
diferente, en los que era mucho más feliz. El primero… Había mucho que no
recordaba eso… Y no hace tanto tiempo. Fuegos artificiales, Alcorcón. Mi madre
y mi hermana de compañía, pero faltabas tú, te echaba de menos, no estaba
totalmente feliz porque lo que me hacía feliz era ver una de las cosas que más
me gusta en el mundo…contigo. No estabas, ya ni recuerdo por qué. Sin embargo,
dejaste una parte de ti en forma de mensaje de texto justo el segundo antes de
que empezasen. Un segundo antes… 00.00 y me dijiste que te encantaría estar ahí
conmigo. Y yo sólo sonreí. Y guardé ese recuerdo en mi cajita de recuerdos
fantásticos. Y ahí está… Surca mi mente de vez en cuando. Igual porque lo que
nos pasa no lo olvidamos y simplemente lo archivamos en la cabeza y navegando
entre tanta porquería, de repente y cuando menos te lo esperas, aparece como un
torrente de buenas sensaciones. Pasadas, pero maravillosas. Como si la mente
quisiera que te sintieras así toda la vida, porque es el mejor sentimiento del
mundo.
El segundo momento… Siempre querré cumplir ese sueño…
Incluso no me importaría que fuera contigo, que fuera nuestro. Fue en Denia… El
cacho de playa en el que estábamos invitaba a soñar por la noche. Nada de luz
en el paseo porque no había paseo. Nada de gente a partir de las 8 porque eran
todos extranjeros. Sólo paz, rumor del mar, mosquitos (qué asco de
mosquitos¬¬), la luna y las estrellas. Me acordaba de ti al ver la luna, al
recordar que daba igual a cuántos kilómetros de distancia estuviéramos…Porque
ambos veíamos la misma cara de la luna. Las estrellas tintineaban ante mí y yo
sólo podía admirarlas y pensar en ti, en nosotros, en lo que podríamos ser y
que luego fuimos. En los buenos momentos que pasamos hasta entonces, las
miradas, las conversaciones y los piques hasta altas horas de la noche. Las
locuras que me hacías hacer a base de apuestas y tu optimismo fantástico que me
hizo desarrollarme como persona. Eras tú en ese momento y para mí no existía
nada ni nadie más ahí. Mi sueño era poder ir contigo, sentarme allí y
balancearnos al son del mar. Que fuese testigo de nuestro abrazo y quedarnos
dormidos hasta la primera luz del día. Ésa que nos despertaría y nos permitiría
ver el precioso amanecer de otro día juntos.
Malditos recuerdos… Jodidos y malditos recuerdos… Y lo
bonitos que son, ¿qué? Hay días en los que me gustaría volver atrás y no ser
tan cobarde. Quiero un día perfecto como el día de playa. Un día que no se me
olvide jamás pase lo que pase, nunca. Que se lo cuente a mis nietos si es que
llego a tener algún día y sea la historia envidiada. Que sea motivo de suspiros
y ganas de vivir eso. Un día en el que todo fluya sin sentido, pero sin
peligro. Volver a tener la sensación de felicidad extrema. De que no cabes en
ti de cuán feliz eres. Que cualquier pequeña y absurda cosa sea la más
maravillosa del mundo solo porque eres feliz y así lo ves todo. Buah… Qué
recuerdos más bonitos.
Creo que necesito un abrazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario