domingo, 19 de junio de 2011

Los recuerdos me envuelven. Las sensaciones pasadas y las emociones vividas resurgen en mí como si las estuviera sintiendo en este momento. Me siento como si la mejor parte de mi vida hubiera pasado como sin darme cuenta. Lo he tenido todo, porque te he tenido a ti. He tenido tu sonrisa, tu maravillosa sonrisa que me hacía sonreír cuando menos quería hacerlo. He tenido tu mirada, esos ojos que me encantaban, tan risueños, tan agradables, que me reconfortaban y me hacían sentir mejor. He tenido tus abrazos, tan cálidos, tan bonitos, tan nuestros. He tenido tus besos, tan dulces y maravillosos. He tenido tu compañía, tu apoyo, tu cobijo. He tenido tus manos, tus caricias, tus susurros. He tenido momentos perfectos, otros que no lo han sido tantos, pero que quedan como baches en el camino. He tenido tu presencia constante, tu mirada frente a la mia, tu sonrisa iluminando la mia, haciéndola mucho más presente. Te he tenido a ti… y ¿ahora? Ahora me quedan los recuerdos. Me queda el recuerdo desgastado de tu sonrisa. Desgastado de tanto mirarlo, de tanto ver de nuevo tu sonrisa dirigida a mi. Me queda tu mirada difuminada en mis pensamientos. Me quedan tus caricias impregnadas en mi piel, tu olor inunda mi cerebro, tus manos ocupan mis pensamientos. Me queda todo recuerdo de lo que nos dijimos, de lo que sentimos, de lo que vivimos. Me queda todo recuerdo, pero hay un problema. No me quedas tú.

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