Hay muchas cosas por las que luchar
cada día. Hay segundos en los que se pierde la noción de lo que nos rodea y el
miedo, el dolor, las lágrimas, la desesperación y todos los sentimientos
negativos se comportan como las nubes en el cielo impidiéndonos ver el sol que se esconde tras de ellos. Sí. Porque
siempre hay sol. Aunque creamos que las cosas no pueden ser peores y aunque no
seamos capaces de ver algo bueno en una situación, siempre hay algo positivo.
Pensamos que somos invencibles en
algunos momentos. Que somos débiles en otros. Creemos a veces que somos capaces
nosotros solos de hacer frente al mundo y tenemos la fe de que ese mundo no nos
va a comer. Sin embargo, siempre flaqueamos en algún momento del camino. Quizá
aquello por lo que flaqueamos es una pequeñísima piedra en el camino y nos
sorprendemos nosotros mismos porque hemos saltado algunas más grandes. Pero
debido precisamente a ese hecho, cuando llegamos a las pequeñas estamos
cansados. Nos cansa tener que rodear, levantar o saltar piedras. Nos duelen los
problemas que tenemos que resolver solos. Nos cansa tener que cansarnos y nos
mina el ánimo el tener que soportar una vez más esa sensación.
Además existe el problema añadido de
que queremos correr. No sabemos lo que queremos, pero corremos hacia ello como
si no hubiera mañana. Queremos conseguir todo aquello que se supone que desea
todo el mundo lo antes posible para después dedicarnos a lo que realmente
deseamos nosotros mismos. Quizá eso es un error. Quizá debiéramos tenernos más
en cuenta y hacer lo que anhelamos sin pensar.
Tal vez eso que llaman libertad no es
más que un simple deseo de coger y marcharse en cualquier momento a lanzarse al
lago de los deseos. A cumplir esas tonterías que soñaba aquel niño pizpireto
antes de ir a dormir. Simplemente escapar de esa rutina que nos ahoga todos los
días haciendo algo que realmente queremos sin tener vergüenza ni miedo a lo que
puedan pensar los demás.
Buscamos la felicidad, buscamos
sentirnos llenos, sentirnos queridos y querer .¿De qué sirve tenerlo todo en la
vida si luego no estamos a gusto con todo ello? ¿Cuál es el precio que habría
que pagar por lo que uno quiere?
Las personas tenemos un problema y es
que cuanto más tenemos, más queremos y somos puramente inconformistas. Cuando
tenemos todo lo que podríamos desear siempre surge una nueva cosa por la que
entristecerse. Pero… esto también es la esencia de la vida… Siempre estamos
buscando. Constantemente estamos tras eso que nos puede hacer felices, que nos
cierre el vacío de nuestro interior.
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