Me encantaría poder poner en letras gigantes en el firmamento
que te echo de menos, que cada día que pasa sin ti intento hacerme a la idea de
que es un día normal, como los de antes de conocerte. Sin embargo, mi
subconsciente me causa muy malas pasadas. Me levanto recordándote o al leer
encuentro un momento que me recuerda a ti, a nosotros, a lo que fuimos. Y lo
peor no es recordarlo, lo peor es que aún mantengo esa sensación de felicidad
extrema y absurda cuando lo recuerdo. Aún se me escapa esa sonrisa bobalicona
cuando pienso en ti y en cada sonrisa que me has dedicado. Porque por más que
no quiera, mi mente vaga entre los recuerdos que han dejado tus manos, entre
las miradas perdidas que he recogido y abrigado los días fríos de tus
ausencias. Se escabulle entre los recovecos de tu existencia infinita que tanto
me gusta y que anhelo a cada instante. Sé que no debería, pero te gritaría a
los cuatro vientos que te quiero y que aunque tú a mí ya no, me da igual.
Porque el sentimiento que tengo hacia ti es tan bonito que no quiero renunciar
a él todavía. Y porque he tenido la suerte de que una vez ese sueño se hizo
realidad y puedo saborear cada migaja de aquello que una vez significó algo. Y
me siento bien con ello. Me siento bien porque pienso que soy persona y que
tengo la capacidad de amar, porque para mí significa que también puedo ser
amada por alguien y aunque sigo queriendo que seas tú quien lo haga, da igual.
Tú estás en el eco de mis pensamientos. Cada vez que una palabra resuena en mi
cabeza hay un susurro casi inaudible que te nombra con firmeza. Cada vez que
cierro los ojos aparece tu cara, tu sonrisa, tus ojos mirándome
condescendientes o felices. No sé qué has hecho realmente para que me sienta
así. Bueno, claro que lo sé. Pero quiero que sepas que al igual que a mí me has
hecho la persona más feliz de la Tierra, tú puedes conseguir hacer que otra
persona se sienta igual. Alguien a quien sepas que vayas a querer tanto o más
que a mí, alguien que realmente no te vaya a decepcionar como una vez lo hice
yo. Estoy segura de que vas a hacer muy feliz a alguien alguna vez porque has
conseguido hacerme feliz a mí y no era tarea sencilla. Lidiaste mis olas, te
sumergiste en mi mar y lograste encauzar el río que bajaba bravo de las
montañas. Y lo hiciste tú solo a base de positivismo, de sonrisas y de estar
ahí como sé que estarás siempre que te necesite. Y sí, pese a todo sigo
pensando que eres genial, que tienes mucho más que ofrecer que lo que tú mismo
piensas, que cuando eres tú, eres espectacular y eso es siempre. Eres
auténtico, tienes personalidad y haces lo que realmente quieres en cada
instante. Los días pasan sin ti, sí. Pero cada día lo hago diferente tal y como
me enseñaste. Tú me enseñaste a ser feliz y ser feliz es lo que voy a hacer.
Eternamente agradecida. Sí, TE QUIERO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario