Ni tú eres tú ni yo soy yo. Nada es como parece ni parece
ser lo que es. Se sube y se baja por el ventanal de las oportunidades y se
agotan lo recuerdos de las sinceridades. Adiós al vino de aquel ayer borracho
de fantasías y hola al hoyo de las inseguridades. Codicia. Se pierde el jugo
entre las candelas de los alambiques y se estruja el adiós hasta el último
suspiro. Se pierde. Se gana. Un juego. Palabras que se pierden y calor que se
disipa. Un recuerdo que aflora y unas uñas que arañan. Naufragio en el mar.
Agua, frío, inseguridad, desesperación. La realidad se cuela entre los poros de
la piel, difumina las luces del mañana y engancha los minutos hasta matarlos en
su cruel garra de acero. Y tú no eres tú. Una sombra pasada por agua, un
suspiro en la tormenta, un susurro en un vendaval. Se pierden los papeles por
el camino. Adiós al sentido, adiós a la felicidad.
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