domingo, 22 de abril de 2012

Optimismo


Ratos de sonrisas a la sombra de un abedul. Quizá los días pasan rápidos y las miradas huidizas corretean volando por algún lugar. Igual el miedo está por ahí escondido a la espera de cazar una presa fácil y le haga abandonar su sueño. Pero creo que hoy no seré yo esa presa. Si hay algo que he aprendido esta semana es que no hay que dejar a un lado los sueños. Puedes caer, puedes incluso llegar a pensar que jamás ocurrirán, que son simples imaginaciones tuyas que volarán de tu mente cuando llegue el momento. Incluso creo que puede llegar un momento en el que pienses que deberías dejar de soñar e imaginar todo eso porque vives en el mundo real. Esa realidad que te ahoga y te aprisiona y piensas que debes mantener los pies en la tierra para poder sobrevivir. Pues bien, eso no es cierto. Yo creo que la única manera de mantener los pies en la tierra es estar en una nube. En una nube dulce y esponjosa que te lleva a surcar los mares del cielo, a cruzar los límites de la imaginación y  convertir todos tus anhelos en gotas de realidad. Sí… Los sueños se  cumplen, pero para eso lo tienes que desear con toda tu alma. Tienes que estar ahí caiga quien caiga y pase lo que pase. No dejar de ser tú, no cejar en tu empeño, no rendirte ante la adversidad porque realmente si quieres que ese sueño se cumpla, tienes que ser merecedor de él, ¿no? Todo el mundo sabe que al menos alguna vez en la vida nos tiene que ocurrir algo bueno. Luchemos por ello. Hagamos que nos lo merezcamos hasta la saciedad. Hagamos que esa sonrisa de nuestra cara, ésa que muchas veces es forzada y que enmascara la mirada triste, sea verdadera. Consigamos lograr que esa insignificante tontería de ser tú a cada segundo se convierta en una rutina perfecta que te consiga alcanzar esa meta que tanto deseas. Sonrisas, fuerza, valentía. No hace falta más en esta vida. Y eso lo tenemos todos en nuestro interior. Podemos conseguir lo que nos propongamos, así que… ¿Por qué no intentarlo?